BOLETÍN Nº 213 - 30 de octubre de 2014

1. Comunidad Foral de Navarra

1.7. Otros

RESOLUCIÓN 577/2014, de 26 de septiembre, del Director General de Recursos Educativos, por la que se aprueba la publicación del “Sistema de Indicadores del grado de desarrollo de hábitos y valores del alumnado de Primaria”.

La presente Resolución tiene por objeto aprobar la publicación del “Sistema de Indicadores del grado de desarrollo de hábitos y valores del alumnado de Primaria” con la finalidad de que sirva de referente al profesorado en la educación en valores de su alumnado, así como a las familias en el caso de sus hijos e hijas.

El desarrollo de hábitos y los valores configura una dimensión esencial de la educación de las personas y constituye un eje del desarrollo de las competencias claves incluidas en el currículo. Por ello, es aconsejable poner a disposición de centros y familias materiales y propuestas que favorezcan este planteamiento.

El Director del Servicio de Participación Educativa, Atención al Profesorado y TIC presenta informe favorable para la aprobación de esta Resolución.

En virtud de las facultades atribuidas por el artículo 22.1 d) de la Ley foral 15/2004, de diciembre, de la Administración de la Comunidad Foral de Navarra,

RESUELVO:

1.º Aprobar la publicación del “Sistema de Indicadores del grado de desarrollo de hábitos y valores del alumnado de Primaria” que aparece en el Anexo de la presente Resolución. El Departamento de Educación pondrá a disposición de los centros material complementario de desarrollo y aplicación del mismo a lo largo del presente curso 2014-2015.

2.º Trasladar la presente Resolución y su Anexo a los Servicios de Participación Educativa, Atención al Profesorado y TIC; Ordenación e Igualdad de Oportunidades; de Idiomas y enseñanzas Artísticas; de Formación Profesional; de Universidades, Calidad y Formación; de Inspección Educativa, a los efectos oportunos.

3.º Publicar la presente Resolución y su Anexo en el Boletín Oficial de Navarra.

Pamplona, 26 de septiembre de 2014.–El Director General de Recursos Educativos, Iñigo Huarte Huarte.

ANEXO

Introducción

El desarrollo de hábitos y valores configura una dimensión esencial de la educación de las personas y constituye un eje del desarrollo de las competencias claves incluidas en el currículo. Por ello es aconsejable poner a disposición de los centros escolares y de las familias materiales y propuestas que favorezcan este aspecto educativo fundamental.

El establecimiento de un “Sistema de Indicadores del grado de desarrollo de hábitos y valores del alumnado de Primaria” ofrece una herramienta muy práctica a la hora de definir, concretar, observar y evaluar el desarrollo de valores humanos y hábitos positivos en el alumnado de esta etapa. Ello permite al profesorado y a las familias contar con una útil referencia para la educación en valores de su alumnado e hijos.

En las Instrucciones que regulan durante el curso 2014-2015 la organización y el funcionamiento de los centros docentes de la Comunidad Foral de Navarra, se indica que en los Planes de mejora deben incluirse objetivos relacionados con la educación en valores del alumnado, que han de ser revisados anualmente. [Cfr. Resolución 286/2014, de 25 de junio, del Director General de Educación, Formación Profesional y Universidades. Anexo 1]. Para ello es conveniente contar con un bien planeado sistema de indicadores que facilite la observación y evaluación en este ámbito, tanto para el profesorado como para las familias.

Los valores humanos, éticos, sociales y cívicos son cualidades que configuran la personalidad, estructuran el carácter para entablar una convivencia positiva y ayudan decisivamente en la orientación fundamental de la propia vida. La educación sistemática en estos valores, consolidados en la forma de hábitos, contribuye a que el alumnado mejore su competencia para aprender y tener iniciativa, estimula la motivación, el esfuerzo y las capacidades de reflexión, síntesis y estructuración. Ayuda a niños, niñas y jóvenes a conocerse a sí mismos, a enfrentarse a los problemas, a experimentar y realizar proyectos en equipo, a trabajar de forma responsable, a relacionarse de manera respetuosa y proactiva con los demás y a asumir compromisos de valor contribuyendo al bien común de la sociedad en la que viven, y sirviendo así de base al desarrollo de las virtudes cívicas y a la mejora social.

La complejidad de la sociedad actual y el pluralismo de valores exigen a la escuela y a las familias un esfuerzo por dotar a los niños y jóvenes de competencias humanas, éticas y cívicas para enfrentarse a la vida de manera fructífera y congruente.

Afirma José Antonio Marina que la educación tiene dos componentes principales: Instrucción y formación del carácter. Si la instrucción es el conjunto de conocimientos y destrezas que los niños y jóvenes deben adquirir en los ámbitos lingüístico, matemático, técnico, cultural, ético y cívico, estético, etc., la formación del carácter es el conjunto de recursos personales que deben desarrollar para ser capaces de elegir bien su proyecto vital, para ser honestos y felices.

Se trata en el fondo de actitudes, valores humanos y hábitos que han de estar presentes en todas las áreas curriculares, en el comportamiento general en el centro educativo y en las actuaciones de la vida cotidiana.

Así, por ejemplo, en los ámbitos formativos se habla de competencias o habilidades transversales (Soft Skills), que se consideran propias de una buena disposición para ejercer la interrelación con los demás y la facilidad de comunicación, el pensamiento crítico, el liderazgo, la capacidad de adaptación al cambio y de resolver problemas... Todas ellas tienen que ver con el desarrollo de una personalidad rica, equilibrada y madura.

Otra evidencia: En el Informe español acerca del estudio PISA 2012, se afirma que “el Departamento de Educación de EEUU subrayó en un informe de febrero de 2013 la necesidad de promover la tenacidad y la perseverancia como los factores críticos para el éxito educativo en el siglo XXI” (PISA 2012 Informe español resolución de problemas, pág. 200). Y los datos son muy elocuentes al respecto, ya que en Navarra, sin ir más lejos, hay una diferencia de aproximadamente 60 puntos en PISA 2012 entre los alumnos que más y menos perseveran en el estudio.

Así pues, la promoción de los valores educativos y virtudes cívicas en las familias y en los centros escolares se muestra como un elenco de competencias fundamentales para la vida y el desarrollo personal. Se trata de fortalezas especialmente significativas en el perfeccionamiento de personalidades maduras. El elenco de las mismas sería casi inagotable, pero una simple enumeración es muy elocuente a la hora de advertir su importancia y su potencial: El respeto y la tolerancia, el esfuerzo, el trabajo bien hecho, la responsabilidad, la constancia, el orden, la iniciativa, la creatividad, la capacidad estética, la lealtad, el afán de superación, el autocontrol emocional, la deportividad, la resistencia a la frustración, la capacidad de compromiso, la ciudadanía activa a favor del bien común, la generosidad y la solidaridad...

Suele decirse que lo que no se evalúa se devalúa. Esto también ocurre en el ámbito de la formación del carácter y el cultivo de los valores y actitudes. Por este motivo, el sistema de indicadores que sigue a continuación puede ayudar a identificar mediante la observación de la actividad diaria algunos de los valores más significativos al respecto, así como a determinar su grado de desarrollo.

El presente Sistema de indicadores ofrece un repertorio estructurado de indicadores que pueden ser utilizados tanto para el diagnóstico como para el seguimiento de los planes de mejora, como ya se ha dicho. Pretende ofrecer una estructura sencilla, operativa y fácilmente comprensible para el profesorado y las familias.

Los indicadores se refieren a cuatro tipos de hábitos y valores:

1. Indicadores referidos a hábitos y valores que facilitan la convivencia y la vida escolar.

2. Indicadores referidos a hábitos y valores que facilitan el trabajo y el estudio.

3. Indicadores referidos a hábitos y valores que favorecen el bienestar personal y familiar.

4. Indicadores referidos a hábitos y valores que favorecen el compromiso con las personas y la sociedad.

Se articulan mediante un sistema de rúbricas que describen los diferentes niveles de desarrollo de cada aspecto incluido en el indicador.

Cada indicador se compone de un enunciado del aspecto incluido en el mismo, una definición o aproximación conceptual y la secuenciación o gradiente del logro de ese aspecto. Para esto último se utiliza una escala de cinco niveles que se denominan:

–Nivel mínimo.

–Nivel bajo.

–Nivel medio.

–Nivel medio alto.

–Nivel alto-óptimo.

El Departamento de Educación pondrá a disposición de los centros material complementario de desarrollo y aplicación del mismo a lo largo del presente curso 2014-2015.

Definición operativa de valores educativos

Educación primaria

1. Hábitos y valores que facilitan la convivencia y la vida escolar.

1.1. Respeto hacia las personas:

Significa el reconocimiento del valor y la dignidad de los demás y tratarles de acuerdo con ese valor. Reconocer los derechos de los otros. Aceptar sus peculiaridades y diferencias y escuchar de forma activa sus opiniones, valorarlas y manifestar acuerdo o desacuerdo sin intentar imponer las propias.

1.2. Respeto hacia las normas:

Consiste en la aceptación e interiorización de las pautas de comportamiento establecidas en el aula, en el juego y en la convivencia en general, y asumirlas como propias. Estar dispuesto a cumplirlas e incluso a velar por su cumplimiento.

1.3. Cuidado de los objetos y del entorno:

Es la disposición a tratar bien el mobiliario del centro, a respetar cualquier cartel anunciador, a cuidar los propios materiales y los de los compañeros, y a preservar y cuidar el entorno y el medio ambiente.

1.4. Amabilidad y empatía.

Capacidad de mostrarse agradable y afectuoso con los compañeros, profesores y personal del centro en general, mostrando sensibilidad hacia las necesidades del otro, se pone fácilmente en el lugar de los demás.

2. Hábitos y valores que facilitan el trabajo y el estudio.

2.1. Organización y planificación.

Capacidad de pararse a pensar en la actividad que se va a realizar, de distribuir de manera adecuada el tiempo disponible, las tareas y lugares, los medios y materiales que se van a utilizar. Tendencia habitual a estructurar las ideas y a ordenar sus cosas.

2.2. Interés y atención.

Capacidad de dirigir la propia actividad, de marcarse metas y de reflexionar acerca de los medios para alcanzarlas, centrando el pensamiento de manera activa en lo que se le dice y en lo que tiene que hacer. Muestra sana curiosidad y deseo de profundizar en el aprendizaje.

2.3. Constancia y perseverancia.

Capacidad de concluir bien lo que se ha emprendido, de poner los medios precisos para alcanzar lo propuesto, de ser firme en las propias decisiones y compromisos, y de superarse ante las dificultades sin cambiar de propósito y de comportamiento.

2.4. Responsabilidad.

Es la capacidad de ser dueño de los propios actos, de asumir sus consecuencias, y de ocuparse de las tareas y bienes que están al propio cargo, previendo y evitando las imprudencias.

3. Hábitos y valores que favorecen el bienestar personal y familiar.

3.1. Autoestima.

Es la valoración que se tiene de sí mismo. Una autoestima ajustada implica conocer las propias fortalezas y debilidades de manera realista, mostrarse seguro de sí mismo en la realización de tareas y actividades y en la relación con los demás. Conlleva asertividad al juzgar y expresarse y la aceptación natural de observaciones y críticas.

3.2. Confianza en los demás.

Actitud habitual de valoración positiva, respeto y escucha activa hacia las personas de su entorno. Apertura a la cooperación y a la amistad, sin especiales restricciones; interés por los problemas, puntos de vista y necesidades de los otros.

3.3. Equilibrio emocional.

Es la disposición habitual de reconocer, poner nombre a sus sentimientos y emociones, y manifestarlos de forma adecuada. Supone asertividad y estabilidad de ánimo.

3.4. Autocontrol.

Dominio consciente y voluntario de las decisiones y comportamiento propios. El comportamiento no es reactivo ni está a merced de los estímulos de agrado y desagrado, las ganas y las desganas... La impresión que produce es de equilibrio y serenidad.

4. Hábitos y valores que favorecen el compromiso con las personas y la sociedad.

4.1. Solidaridad, generosidad y altruismo.

Capacidad de sentir y asumir como propias las necesidades de los demás, disposición natural de ayuda y cuidado hacia los otros, incluso de posponer el propio interés por el del grupo, y de compartir conocimiento, objetos y tiempo cuando otros lo necesitan.

4.2. Cooperación, colaboración, compromiso social.

Disposición natural a prestar ayuda y a contribuir al bien común y a la mejora del entorno. Desde un sentido de pertenencia al grupo, se siente responsable de las tareas y funcionamiento del mismo, aporta sus potencialidades personales, asume iniciativas, muestra interés por colaborar asociativamente y se presenta voluntariamente para realizar servicios a los demás.

4.3. Proactividad y optimismo.

Disposición habitual a tomar la iniciativa, a afrontar y superar contratiempos. Capacidad de distinguir entre pensamientos positivos y negativos e inclinarse por los primeros. Valoración de la importancia de marcarse metas. Evitar frases negativas que desanimen o puedan ofender. Persistir en una actividad o actitud positiva aunque cueste.

4.4. Disposición hacia la justicia.

La justicia consiste en dar y pedir a cada uno lo que le corresponde. Supone atender y asumir derechos y responsabilidades, comprender las posiciones de los demás y exponer las propias respetuosa y asertivamente. Ser personas veraces y honradas. Reconocer los méritos ajenos. Ser respetuosos con el patrimonio y el bien común. Asumir y fomentar hábitos de participación democrática. Fomentar el espíritu de rebeldía ante las injusticias. Aborrecer la violencia. No dejarse corromper por la notoriedad, el placer egoísta o la codicia.

Educación primaria

1. Indicadores referidos a hábitos y valores que facilitan la convivencia y la vida escolar.

(Nota: Para facilitar la lectura del documento, se hace un uso amplio de la terminología y de sustantivos genéricos, dejando constancia expresa de que no se desea excluir ni discriminar mediante el lenguaje a ninguna persona por razón de sexo o género, u otra circunstancia. Salvo que se indique expresamente, todas las observaciones y conductas se refieren indistintamente a todo el alumnado).

1.1. Respeto a los demás.

El alumno muestra reconocimiento del valor y la dignidad de los demás y les trata de acuerdo con ese valor. Reconoce los derechos de los otros. Acepta sus peculiaridades y diferencias y escucha de forma activa sus opiniones, las valora y manifiesta su acuerdo o desacuerdo sin intentar imponer las propias.

1.–Nivel mínimo.

El alumno es poco sensible a la presencia y necesidades de otras personas. Su comportamiento es fundamentalmente egocéntrico, llegando a mostrarse violento si no consigue lo que quiere. Interrumpe a otras personas cuando hablan, no las escucha, quiere salirse con la suya y no acepta de buen grado cuando se le llama la atención. Antepone sus intereses a los de los demás. En el aula suele tener comportamientos disruptivos e incluso conatos de agresiones verbales e incluso físicas.

Conductas habituales de este nivel:

–No tiene en cuenta los sentimientos de sus compañeros.

–No atiende a las razones e informaciones de los demás. No escucha.

–Quiere ser el foco de atención.

–No sabe esperar.

–Exige siempre a los demás e incluso lo hace gritando.

2.–Nivel bajo.

El alumno aparenta ser sensible a las necesidades de los demás, aunque en el fondo antepone sus intereses a los de los otros y tiende a buscar justificaciones y excusas. Habitualmente le cuesta valorar y respetar a sus compañeros, sobre todo si no son amigos suyos. Con cierta frecuencia reconoce sus faltas si se le llama la atención.

Conductas habituales de este nivel:

–Tiene en cuenta únicamente los sentimientos de sus amigos.

–Puede comprender que otros piensen diferente, pero le cuesta aceptarlo.

–Quiere que prevalezca lo suyo, y busca estrategias para ello.

–Aparentemente escucha, pero en el fondo va a lo suyo.

–Se impacienta si no consigue lo que quiere.

3.–Nivel medio.

El alumno reconoce que los demás tienen sus intereses y necesidades pero a veces le cuesta aceptarlo, aunque lo admite cuando un adulto se lo hace notar. Es capaz de pedir perdón, pero con facilidad repite la actuación. Valora y respeta a sus compañeros casi siempre, y desde luego en contextos en los que hay adultos que regulan la interacción.

Conductas habituales de este nivel:

–Tiene en cuenta los sentimientos de los demás, en contextos muy pautados y regulados por adultos.

–Respeta la opinión de los compañeros en contextos formales y regulados por adultos.

–No busca habitualmente ni por encima de todo sus intereses y suele reconocer los de los demás.

–Escucha y sabe esperar, pero siempre que el adulto esté presente.

–Casi siempre controla la impaciencia cuando no consigue lo que desea.

4.–Nivel medio-alto.

El alumno reconoce con normalidad que los demás tienen sus intereses y necesidades, no necesita la intervención de un adulto para ello. Es capaz de rectificar, y en su caso pedir perdón. En general valora y respeta a sus compañeros, les escucha y suele echar una mano si se lo piden.

Conductas habituales de este nivel:

–Tiene en cuenta los sentimientos y necesidades de los demás, en el contexto escolar, tanto en clases como en pasillos y recreos.

–Respeta la opinión de los compañeros en diferentes contextos, estén o no regulados por adultos.

–Habitualmente escucha y sabe esperar.

–Normalmente controla la impaciencia cuando no consigue lo que desea, pide perdón si no trata bien a otros o se manifiesta inadecuadamente.

–Con cierta frecuencia ayuda a otros y reclama que se les respete.

5.–Nivel alto-óptimo.

El alumno reconoce que los demás tienen sus intereses y necesidades, no necesita de la intervención de un adulto para ello. Implica a sus compañeros a favor de conductas prosociales. Es capaz de rectificar y, en su caso, de pedir perdón, y lo propicia también en el grupo. En general valora y respeta a sus compañeros y lo considera como una actitud normal.

Conductas habituales de este nivel:

–Tiene en cuenta los sentimientos y necesidades de los demás, en cualquier contexto. Es sensible a los problemas de los otros.

–Respeta la opinión de los compañeros e invita a otros a hacerlo también.

–Habitualmente escucha y sabe esperar, anima a los compañeros a seguir la misma conducta.

–Se muestra paciente y comprensivo, con actitudes contractivas cuando no consigue lo que desea. En los conflictos es siempre dialogante y constructivo.

–Perdona con facilidad a los demás y suele pedir perdón de forma espontánea y cordial si comete algún error en el trato.

1.2. Respeto a las normas.

El alumno muestra una aceptación e interiorización de las pautas de comportamiento establecidas en el aula, en el juego y en la convivencia en general, y las asume como propias. Está dispuesto a cumplirlas e incluso a velar por su cumplimiento.

1.–Nivel mínimo.

El alumno, pese a conocer las normas, no las cumple, se muestra indiferente ante ellas. Su comportamiento es fundamentalmente egocéntrico y trata de interpretar las normas siempre a su favor. Cuando se le requiere sacan excusas, las cuestionan y se niegan a acatarlas.

Conductas habituales de este nivel:

–No respeta las normas aprobadas en clase.

–No se atiene al turno de palabra.

–No sabe trabajar en silencio ni con ritmo u orden.

–No sigue las normas en el juego. Hace trampas.

–Grita, alborota en el aula de forma habitual; corre por los pasillos sin mirar si molesta o estorba a los demás.

2.–Nivel bajo.

El alumno respeta selectivamente las normas, atendiendo a aquellas que más le interesan o desea. Cuando es vigilado por un adulto tiende a cumplirlas. Acepta las normas cuando ve que de no hacerlo puede ser reprendido o sancionado.

Conductas habituales de este nivel:

–Respeta selectivamente algunas normas.

–Respeta las reglas de juego, pero sobre todo si le van bien a él.

–Trabaja en silencio en breves periodos de tiempo.

–Ante ciertos estímulos reacciona con gritos y alboroto.

–Corre por los pasillos y alborota cuando ve que no hay vigilancia o presencia de adultos.

3.–Nivel medio.

El alumno reconoce la necesidad de establecer normas y reglas, ve necesario exigir su cumplimiento. Suele cumplir las normas, pero a veces con actitud poco convincente y pidiendo explicaciones. Tiende a cumplir un tipo de normas, mientras que frente a otras se muestra más remiso.

Conductas habituales de este nivel:

–Trabaja en silencio, pero a veces se entromete en el trabajo y la actitud de sus compañeros.

–Procura no gritar ni hablar en voz alta, pero cuando “baja la guardia”, lo hace.

–Suele respetar las reglas de juego, aunque a veces se las salta para ganar.

–Cuando se le pide colaboración para establecer normas suele colaborar pero con poco convencimiento y ciertas rémoras.

–En general no llama demasiado la atención y su comportamiento es aceptable, sobre todo cuando el adulto o el ambiente le ayudan a ello.

4.–Nivel medio-alto.

Acostumbra a mostrar una actitud positiva hacia el cumplimiento de las normas, aunque alguna vez aislada no lo haga. Suele cumplir las normas sin problema, aunque le ayuda mucho la supervisión de un adulto. Suele colaborar en su establecimiento y aplicación, aunque a veces haya que animarle a hacerlo.

Conductas habituales de este nivel:

–Habitualmente cumple las normas cotidianas.

–Trabaja en silencio, aunque alguna vez se distraiga con estímulos externos.

–Procura no gritar ni hablar en voz alta.

–Suele respetar las reglas del juego.

–Suele colaborar a la hora de establecer normas, pero alguna vez le viene bien el estímulo y motivación del adulto.

5.–Nivel alto-óptimo.

Generalmente no necesita la supervisión de un adulto para cumplir las normas. Muestra una actitud positiva hacia el cumplimiento de las normas. Colabora de buen grado en su establecimiento y aplicación cuando es requerido para ello.

Conductas habituales de este nivel:

–Cumple las normas cotidianas y anima a los demás a hacerlo.

–Trabaja en silencio, independientemente del ambiente.

–No grita ni habla en voz alta.

–Respeta las reglas del juego y anima a otros a hacerlo.

–Colabora activamente a la hora de establecer normas, no precisa del estímulo y motivación del adulto.

1.3. Cuidado de los objetos.

Disposición a tratar bien el mobiliario del centro, a respetar cualquier cartel anunciador, a cuidar los propios materiales y los de los compañeros, y a preservar y cuidar el entorno y el medio ambiente.

1.–Nivel mínimo.

El alumno apenas cuida sus propios materiales y es poco sensible al mantenimiento y conservación de las cosas de su entorno. Habitualmente tira desperdicios fuera de las papeleras y no colabora en el mantenimiento de los espacios comunes e incluso llega a estropear los objetos o el mobiliario que se encuentran en los mismos.

Conductas habituales de este nivel:

–Manifiesta desprecio por los materiales de clase (mordiendo o tirando al suelo los lápices, dañando o ensuciando su mesa o la de otros, tira al suelo los papeles, etc.).

–Su mochila está siempre tirada y desordenada.

–Los libros que tiene a su cargo están desordenados y sin control, o los pierde con cierta frecuencia.

–No cuida el material, lo rompe o ensucia. No tiene ningún vínculo con las cosas, no guarda, no ordena, no coloca. No devuelve las cosas que se le prestan.

–Se sube a la mesa o a la silla, ensucia paredes...

2.–Nivel bajo.

El alumno tiende a cuidar sus cosas personales pero no así las del centro ni las de sus compañeros. Con alguna frecuencia pierde o estropea el material escolar propio y el de sus compañeros o del centro, haciendo mal uso de él. A menudo no utiliza adecuadamente las papeleras y se implica poco en el mantenimiento de los espacios comunes y en el cuidado del mobiliario.

Conductas habituales de este nivel:

–En ocasiones puntuales cuida el material, pero muestra poco interés al respecto.

–Su mochila está desordenada aunque suela dejarla en el lugar asignado.

–Los libros están desordenados y el material, aunque esté en su sitio se halla amontonado y no se aprecia interés o atención en su cuidado.

–Se despreocupa de los libros y materiales. Con alguna frecuencia no devuelve las cosas que se le prestan.

–Tira papeles y desperdicios al suelo con cierta frecuencia y a menudo no trata bien el mobiliario.

3.–Nivel medio.

El alumno ordena y cuida habitualmente sus materiales, sobre todo a demanda de los adultos. Si se le pide que lo haga y es vigilado al respecto, colabora en mantener la clase ordenada y limpia y cuida las cosas e instalaciones del centro y del entorno.

Conductas habituales de este nivel:

–Ordena los materiales cuando se le demanda.

–Los libros están ordenados aunque ocasionalmente pierda alguno.

–Hay que recordarle que tiene que recoger la mochila.

–El material esta guardado pero no ordenado y en buen estado. Si se le recuerda, devuelve las cosas que se le prestan.

–Si se le indica, colabora en el orden y limpieza general de aula, centro y entorno.

4.–Nivel medio-alto.

El alumno es generalmente muy cuidadoso con los materiales propios y se muestra sensible al mantenimiento y conservación de las cosas de su entorno. Colabora en mantener la clase ordenada y limpia. Manifiesta cierta preocupación espontánea por el cuidado del entorno y por su mantenimiento.

Conductas habituales de este nivel:

–Es cuidadoso con los materiales que le interesan o son de su propiedad y respeta los de otras personas.

–Los libros y el material guardan cierto orden aunque a veces no suele ser el establecido.

–Normalmente devuelve las cosas que se le prestan, y en buen estado.

–Se presta sin quejarse a colaborar con los demás en la limpieza y el orden de la clase.

–Habitualmente manifiesta interés por la limpieza del entorno, especialmente si existe vigilancia o se le anima a ello.

5.–Nivel alto-óptimo.

El alumno, de manera espontánea y habitual, es cuidadoso con el material propio y ajeno. Colabora de buen grado en mantener la clase ordenada y limpia. Manifiesta preocupación por el cuidado del entorno y colabora activamente, en la medida de sus posibilidades, en su mantenimiento.

Conductas habituales de este nivel:

–Es cuidadoso con el material, tanto el personal como el de clase.

–Los libros que utiliza y los útiles de trabajo están correctamente ordenados y en buen estado para trabajar.

–Habitualmente cuida y devuelve en buen estado las cosas que se le prestan.

–Colabora en el orden y organización del aula, y en la limpieza y orden de su entorno.

–Recicla los residuos y tiene interés por el medio ambiente.

1.4. Amabilidad y empatía.

Capacidad de mostrarse agradable y afectuoso con los compañeros, profesores y personal del centro en general, mostrando sensibilidad hacia las necesidades del otro, se pone fácilmente en el lugar de los demás.

1.–Nivel mínimo.

El alumno es poco sensible a la presencia y necesidades de otras personas, no es del todo amable en el primer contacto con los demás, y no es capaz de percibir las necesidades del otro ni de ponerse en su lugar. Su comportamiento es fundamentalmente egoísta. Tiene muchas dificultades para manifestar sus sentimientos y opiniones de forma adecuada; habitualmente su trato es áspero y poco cordial.

Conductas habituales de este nivel:

–Es muy individualista en su trabajo, no ayuda nunca a los demás. A lo sumo, juega sólo con su amigo y excluye a los demás.

–No escucha a sus compañeros. Es brusco en sus relaciones, no trata con amabilidad.

–No quiere reflexionar sobre su mala actuación con otros compañeros.

–No es consciente de sus necesidades ni sentimientos.

–Apenas comprende el lenguaje no verbal.

2.–Nivel bajo.

El alumno tiende a ser amable en la relación con los otros aunque tiene alguna dificultad en percibir sus necesidades, y no llega a involucrarse. A menudo se muestra egoísta y le cuesta ponerse en el lugar de los demás, así como manifestar sus sentimientos y opiniones de forma adecuada. En ocasiones su trato es poco cordial, dando la impresión de estar enfadado.

Conductas habituales de este nivel:

–Juega con su pequeño grupo y excluye a los demás haciéndolo explícito.

–Ayuda sólo a sus amigos.

–Escucha a los demás cuando se lo manda un adulto.

–No trata con amabilidad si no quiere conseguir algo.

–A veces comprende el lenguaje no verbal, pero no es lo más habitual.

3.–Nivel medio.

El alumno suele ser amable con los demás, percibe sus necesidades y es capaz de ponerse en el lugar del otro, pero si esto supone un esfuerzo personal notable puede no llegar a actuar. Con cierta frecuencia es capaz de manifestar sus sentimientos y opiniones de forma adecuada, e incluso ayuda a sus compañeros. Generalmente es correcto en el trato con las personas que le rodean, aunque pueden darse ocasionales excepciones.

Conductas habituales de este nivel:

–Trata con amabilidad frecuentemente.

–Juega más bien con su grupo y, aunque no excluye a los otros, no siempre los busca ni les invita a jugar.

–Ayuda a los demás con alguna frecuencia.

–Escucha a los demás según los propios intereses o en determinados momentos.

–Comprende el lenguaje no verbal aunque algunas veces lo ignora.

4.–Nivel medio-alto.

El alumno generalmente se muestra amable con las personas del entorno, es sensible a sus necesidades. Habitualmente es capaz de ponerse en lugar de los demás, de manifestar sus sentimientos y opiniones de forma adecuada, de escuchar y entender sus problemas y motivaciones. Habitualmente presta ayuda, es afable y afectuoso con las personas que le rodean.

Conductas habituales de este nivel:

–Invita a jugar a sus compañeros y apoya a otros niños con frecuencia.

–A menudo reflexiona sobre si su forma de actuar con respecto a otros es la adecuada.

–Generalmente escucha a sus compañeros y es amable con todos.

–Da las gracias por los favores o atenciones que le muestran los demás.

–Comprende el lenguaje no verbal cordial, lo utiliza habitualmente y sabe expresar lo que siente con eficacia y naturalidad.

5.–Nivel alto-óptimo.

El alumno es habitualmente sensible a la presencia y necesidades de otras personas. Se interesa por los motivos que han llevado a los demás a actuar de una determinada manera. Se pone en el lugar del otro, intuye sus necesidades, ayuda y participa de forma activa en la búsqueda de las soluciones. Sabe identificar y aprovechar las oportunidades comunicativas que ofrecen otras personas. Es habitualmente afable y afectuoso.

Conductas habituales de este nivel:

–Invita a otros a jugar con ellos cuando los ve solos y apoya a los demás en la realización de tareas.

–Escucha a sus compañeros y trata con amabilidad a todos.

–Da las gracias y pide por favor las cosas.

–Es consciente de sus necesidades y las expresa. Reflexiona sobre su manera de pensar y sentir respecto a sus compañeros.

–Se identifica con lo que otro niño siente (tristeza, dolor, alegría...) Utiliza el lenguaje no verbal con afectividad.

2. Indicadores referidos a hábitos y valores que facilitan el trabajo y el estudio.

2.1. Organización y planificación.

Capacidad de pararse a pensar en la actividad que se va a realizar, de distribuir de manera adecuada el tiempo disponible, las tareas y lugares, los medios y materiales que se van a utilizar. Tendencia habitual a estructurar las ideas y a ordenar sus cosas.

1.–Nivel mínimo.

El alumno tiene muchas dificultades para organizarse. Su comportamiento en estos aspectos se caracteriza por el desorden y en ciertos casos raya con el caos. Es muy impulsivo. Carece de un plan de trabajo establecido y cuando trabaja lo hace de forma esporádica y sin seguir un horario.

Conductas habituales de este nivel:

–No recoge ni ordena el material que utiliza.

–No lleva al día la agenda.

–No organiza el tiempo de la actividad, improvisa y se despista con facilidad.

–Empieza a hacer aquello que más le apetece, no lo que debe.

–Es perezoso, y llega a ser irascible si se le lleva la contraria y se le demanda mejorar en su trabajo, su orden de vida u organización.

2.–Nivel bajo.

El alumno tiene bastantes dificultades para organizarse. Su comportamiento en estos aspectos se caracteriza por cierto desorden y pereza. Cuando se pone a trabajar lo hace con un plan de trabajo muy básico que luego no lo lleva a cabo. Le cuesta seguir un horario, necesita la ayuda casi permanente de un adulto para organizarse y planificar su trabajo.

Conductas habituales de este nivel:

–A veces recoge y ordena el material que utiliza, el adulto siempre tiene que estar encima para que lo haga.

–Lleva más o menos al día la agenda, pero de forma poco sistemática. No es una herramienta operativa para su trabajo, es más un aspecto formal u obligación.

–Pese a que intenta planificar, no lo consigue, enseguida abandona.

–Intenta organizar el tiempo de la actividad, pero se despista o desiste con cierta facilidad.

3.–Nivel medio.

El alumno es capaz de organizarse con la supervisión del adulto. Trae habitualmente el material necesario para realizar las actividades escolares. Puede elaborar un plan de trabajo siguiendo las orientaciones del adulto. Se marca un horario y generalmente lo sigue, pero le viene bien la ayuda y el control del adulto. El ambiente puede ayudarle (o estorbarle) a trabajar con orden y con previsión.

Conductas habituales de este nivel:

–Recoge y ordena el material que utiliza con cierta autonomía, si se le indica cómo y dónde hacerlo.

–Lleva al día la agenda, aunque esporádicamente pueda olvidarse de apuntar algo.

–Planifica su trabajo siguiendo pautas del adulto.

–Organiza el tiempo de la actividad.

4.–Nivel medio-alto.

El alumno es capaz de organizarse con autonomía. Normalmente no requiere la supervisión del adulto. Trae el material necesario para realizar las actividades escolares. Es capaz de elaborar un plan de trabajo con cierta eficacia. Se marca un horario y lo sigue. Colabora con otros a la hora de organizar el trabajo o la actividad.

Conductas habituales de este nivel:

–Recoge y ordena el material que utiliza con cierta autonomía, no es preciso que se le indique cómo y dónde hacerlo.

–Lleva al día la agenda con eficacia.

–Planifica su trabajo siguiendo pautas del adulto.

–Organiza el tiempo de la actividad y tiene previsto su desarrollo, los materiales necesarios...

5.–Nivel alto-óptimo.

El alumno es capaz de organizarse autónomamente. No requiere la supervisión del adulto. Es muy organizado. Trae siempre el material necesario para realizar las actividades escolares. Es capaz de elaborar un plan de trabajo con autonomía. Se marca un horario y lo sigue, aunque también es capaz de adaptarlo a situaciones imprevistas. A la hora de realizar las tareas actúa de forma reflexiva y además lo hace con gusto y satisfacción. Cuando trabaja en grupo marca una impronta al equipo en aspectos de organización y planificación.

Conductas habituales de este nivel:

–Recoge y ordena el material que utiliza con autonomía, no es preciso que se le indique cómo y dónde hacerlo. Muestra actitudes positivas y de satisfacción personal.

–Lleva al día la agenda con eficacia, anima a otros compañeros a hacerlo.

–Planifica su trabajo de forma autónoma y eficaz.

–Organiza el tiempo de la actividad con criterios realistas y cumple sus previsiones.

–En el trabajo en grupo marca impronta positiva en estos aspectos.

2.2. Interés y atención.

Capacidad de dirigir la propia actividad, de marcarse metas y de reflexionar acerca de los medios para alcanzarlas, centrando el pensamiento de manera activa en lo que se le dice y en lo que tiene que hacer. Muestra sana curiosidad y deseo de profundizar en el aprendizaje.

1.–Nivel mínimo.

El alumno tiene muchas dificultades para mantener la atención. Tiende a distraerse con mucha facilidad. Habla y se mueve continuamente. Es muy inquieto. Se muestra impulsivo y poco constante. Muestra poco interés en clase y poca curiosidad.

Conductas habituales de este nivel:

–No realiza las tareas ni las actividades de clase.

–No participa en el desarrollo de la clase ni hace preguntas.

–No sigue el hilo de una conversación grupal.

–Se distrae con suma facilidad.

–Es necesario reclamar su atención en periodos cortos de tiempo.

2.–Nivel bajo.

El alumno tiene bastantes dificultades para mantener la atención. Tiende a distraerse con mucha facilidad. Habla y se mueve con cierta frecuencia. Es inquieto. Se muestra impulsivo y poco constante. Suele perder el interés en clase y demuestra poca curiosidad.

Conductas habituales de este nivel:

–Unas veces sí y otras no realiza las tareas y las actividades de clase.

–Participa poco en el desarrollo de la clase, dependiendo del interés.

–No hace preguntas o si las hace son poco pertinentes al tema.

–En una conversación grupal desconecta de vez en cuando, aunque la sigue más o menos.

–Se distrae con bastante facilidad y es necesario reclamar su atención con cierta frecuencia.

3.–Nivel medio.

El alumno mantiene la atención generalmente. Tiende a controlar sus distracciones. Habla e interviene cuando procede, aunque algunas veces pueda hacerlo en momentos inoportunos. Muestra una actitud de cierta tranquilidad. Controla su impulsividad y suele ser constante. Muestra un interés razonable en clase y demuestra cierta curiosidad.

Conductas habituales de este nivel:

–Suele realizar las tareas y las actividades de clase.

–Participa de forma moderada en el desarrollo de la clase, dependiendo de su interés.

–Hace pocas preguntas y normalmente suelen ser pertinentes al tema.

–En una conversación grupal desconecta de vez en cuando, aunque sigue la misma.

–Se distrae de vez en cuando, pero no es necesario reclamar su atención habitualmente.

4.–Nivel medio-alto.

El alumno presta atención generalmente. Controla sus distracciones y habitualmente está atento en clase y en las actividades. Habla e interviene habitualmente y cuando procede. Muestra una actitud de cierta tranquilidad activa. Controla su impulsividad y suele ser constante. Mantiene un interés razonable en clase y demuestra cierta curiosidad.

Conductas habituales de este nivel:

–Suele realizar las tareas y las actividades de clase.

–Participa de forma activa en el desarrollo de la clase, sea cual sea el tema.

–Hace preguntas pertinentes.

–Habitualmente sigue las conversaciones grupales con interés y gusto.

–Se distrae poco. Tiene una atención mantenida.

5.–Nivel alto-óptimo.

El alumno mantiene prácticamente siempre la atención. Controla sus distracciones y habitualmente está atento en clase y en las actividades. Contribuye activamente a que los demás también lo hagan. Habla e interviene cuando procede y lo hace habitualmente. Muestra habitualmente una actitud de tranquilidad activa. Contribuye con su actitud a crear un clima de aula tranquilo y relajado. Controla su impulsividad y suele ser constante. Muestra un interés alto en clase y demuestra una sana y activa curiosidad.

Conductas habituales de este nivel:

–Realiza siempre las tareas y las actividades de clase.

–Participa activamente en el desarrollo de la clase, sea cual sea el tema y lo hace con gusto y satisfacción creando un clima propicio a la participación y al trabajo.

–Hace preguntas apropiadas y sugerentes, proactivas.

–Sigue siempre las conversaciones grupales con interés y gusto.

–Casi nunca se distrae. Tiene una atención mantenida en las actividades.

2.3. Constancia y perseverancia.

Capacidad de concluir bien lo que se ha emprendido, de poner los medios precisos para alcanzar lo propuesto, de ser firme en las propias decisiones y compromisos, y de superarse ante las dificultades sin cambiar de propósito y de comportamiento.

1.–Nivel mínimo.

El alumno se desanima muy fácilmente, comienza una tarea y la deja a medias. Su motivación es muy pobre, al igual que su nivel de trabajo: No realiza las tareas escolares con regularidad y en el trabajo en el aula necesita ser supervisado para que no lo deje sin terminar. Tiende a abandonar la tarea ante la menor dificultad. Se apunta a distintas actividades pero dura poco tiempo en ellas. No tiene claros los objetivos a conseguir y su esfuerzo es mínimo. Se cansa de los juegos si estos requieren un esfuerzo.

Conductas habituales de este nivel:

–No es capaz de enfrentarse a las dificultades y opta por mecanismos de lástima; llora, se esconde...

–No se esfuerza y ante la mínima dificultad lo deja y cambia de tarea.

–Le cuesta interesarse por nuevos temas.

–No se marca retos ni le gustan.

–Su ritmo de trabajo es desigual siendo casi siempre lento y falto de interés.

2.–Nivel bajo.

El alumno se desanima fácilmente pero es capaz de terminar la tarea que empieza si le supervisa un adulto. Su motivación es pobre y necesita una recompensa inmediata para perseverar en la tarea. No tiene claros los objetivos a conseguir y apenas se esfuerza. Con frecuencia deja los trabajos a medias. Tiene un rendimiento irregular dependiendo de las materias y el apoyo que reciba. Si se ha apuntado a alguna actividad extraescolar tiende a abandonarla si le supone demasiado esfuerzo.

Conductas habituales de este nivel:

–No hace las tareas escolares todos los días.

–No se enfrenta a las dificultades, aunque no demuestra su frustración con respuesta física.

–Se esfuerza poco ante las dificultades, lo intenta una vez y si no sale abandona.

–Tiende a solicitar ayuda a un adulto de forma habitual para el desarrollo de sus tareas, mostrando cierta dependencia.

–Se aprecia cierta actitud caprichosa a la hora de hacer o no hacer las cosas y tareas que se le encomiendan.

3.–Nivel medio.

El alumno trabaja de forma regular en el aula y habitualmente termina las tareas que se le proponen, si bien bajo cierta dirección. Tiene un nivel de motivación aceptable y persevera en la tarea aunque no haya recompensa inmediata. Con frecuencia estudia y realiza las tareas diarias con un nivel de ejecución correcto, pero le ayuda que haya un adulto con él. Mantiene un nivel aceptable de trabajo y esfuerzo aunque, conforme avanza el curso, tiende a trabajar de forma algo menos regular si no recibe refuerzo.

Conductas habituales de este nivel:

–Se enfrenta a las dificultades pero con cierta frecuencia pide ayuda al exterior.

–En general se esfuerza, pero sólo se esmera de verdad en aquello que realmente le interesa.

–Habitualmente su ritmo de trabajo es adecuado y tiende a ser estable.

–Si no tiene premios o recompensas inmediatas puede desanimarse.

–Tiende a sólo “cumplir” y conformarse con los mínimos si no se le exige más.

4.–Nivel medio-alto.

El alumno normalmente es cumplidor. Estudia y hace las tareas con autonomía y de forma regular desde el principio al final de curso. Normalmente no se desanima ante las dificultades y tiende a superarlas, y suele emplearse con dedicación en la realización de la tarea. Generalmente es capaz de mantener la motivación a lo largo del tiempo. Tiene claros los objetivos a conseguir y se esfuerza por lograrlos.

Conductas habituales de este nivel:

–Afronta las dificultades y en general cumple bien con las expectativas, aunque en alguna ocasión aislada pueda darse por vencido antes de alcanzar el objetivo.

–Se esfuerza y lo intenta, es voluntarioso, procura cumplir con lo que se le manda o encomienda y, si puede exigirse algo más, suele hacerlo.

–Se interesa por nuevos temas pero solo si conoce algo de ellos se apresta a abordarlos.

–Termina con notable esmero las actividades que emprende.

–Suele trabajar con regularidad, sin necesidad de incentivos inmediatos.

5.–Nivel alto-óptimo.

El alumno trabaja de forma regular y autónoma, hace la tarea todos los días y estudia regularmente. Tiene claros los objetivos a conseguir y mantiene un alto nivel de trabajo y esfuerzo. Es resiliente, busca superarse a sí mismo, las dificultades no le hacen abandonar, sino que se crece y busca soluciones, implicándose en ello con firmeza. Es capaz de mantener la motivación a lo largo del tiempo aún cuando los resultados no sean los apetecidos.

–Persevera con normalidad y esmero en su trabajo y persiste hasta que lo consigue.

–Su ritmo de trabajo es muy bueno y normalmente no desfallece.

–Afronta las dificultades con alegría y lucha por conseguir lo que quiere.

–Le gustan los nuevos retos y aprender lo que no sabe. Busca caminos diferentes y distintas soluciones para llegar a su objetivo. Le gusta superarse.

–Es capaz de intentar y repetir una acción muchas veces, volviendo a empezar si es preciso, hasta que logra su objetivo.

2.4. Responsabilidad.

Es la capacidad de ser dueño de los propios actos, de asumir sus consecuencias y de ocuparse de las tareas y bienes que están al propio cargo, previendo y evitando las imprudencias.

1.–Nivel mínimo.

El alumno actúa de forma impulsiva, no reflexiona acerca de sus actos, no los planifica, no asume la autoría de los mismos y las consecuencias que de ellos puedan derivarse. No tiene cuidado con lo que dice, no es consciente de la repercusión de sus palabras y que con ellas puede hacer daño. Su comportamiento es caprichoso. Hace promesas o declaraciones de intención que luego no cumple. A menudo, por desidia, olvida, pierde y/o estropea el material escolar u otros objetos.

Conductas habituales de este nivel:

–No es consciente de sus actuaciones incorrectas. No se para a prever lo que va a hacer ni sus consecuencias, ni reconoce si ha hecho algo mal y que lo debe reparar.

–No tiene control de sus cosas y en ocasiones ni las reconoce como suyas.

–Deja sus materiales tirados, no recuerda dónde los deja.

–Siempre tiende a justificarse y a echar la culpa a los demás buscando diferentes razones y excusas: “Es que...”.

–No hace las tareas del colegio ni colabora en las de la casa, y hay que recordarles continuamente que las realice, necesitando la supervisión permanente del adulto para que las llegue a hacer.

2.–Nivel bajo.

El alumno es capaz de planificar sus acciones pero no tanto de prever las consecuencias de éstas. Le cuesta tomar decisiones y llevarlas a la práctica. Su comportamiento es caprichoso. A veces tiene dificultades para asumir la autoría de sus actos y sus efectos, aún cuando haya sido cogido “in fraganti” y haya testigos. Con frecuencia tiende a echar la culpa a los demás. A menudo hace promesas o declaraciones de intención que luego no cumple. Olvida, pierde y/o estropea el material escolar u otras cosas por desidia. Con frecuencia no hace las tareas del colegio ni pone esmero al realizarlas, no colabora en las de la casa y hay que recordarle muchas veces que las haga, necesitando la supervisión del adulto.

Conductas habituales de este nivel:

–Sabe lo que no hace bien, pero no reflexiona sobre ello ni es capaz de rectificar.

–Elude tomar decisiones.

–Le cuesta asumir compromisos acerca de cualquier tarea, la olvida. Echa las culpas a los demás por sistema.

–No pone esmero en la realización de las tareas, tiende al desorden y la desorganización.

–Conoce sus materiales pero no suele cuidarlos apenas ni se preocupa de ellos.

3.–Nivel medio.

El alumno es capaz de planificar y controlar sus acciones pero no tanto de evaluarlas. Con frecuencia asume la autoría de sus actos y sus consecuencias, aunque esporádicamente puede tratar de excusarse. Suele cumplir con sus obligaciones aunque en ocasiones haya que recordárselas. Con frecuencia admite sus errores y trata de corregirlos y no tiene reparos en pedir perdón si se le invita a ello por parte del adulto. Estudia y hace las tareas a diario con cierta supervisión del adulto.

Conductas habituales de este nivel:

–Es cumplidor en general, aunque en ocasiones haya que recordarle sus obligaciones.

–Sabe cuándo sus acciones son incorrectas y reflexiona cuando el adulto le advierte.

–Conoce sus materiales y objetos personales, aunque tiende más a cuidarlos y a dejarlos ordenados cuando alguien le advierte.

–Ordena sus cosas y cumple los plazos si hay intervención exterior.

–Pone esmero en lo que hace si se le exige.

4.–Nivel alto.

El alumno controla sus acciones, es capaz de prever las consecuencias y de evaluar el resultado; rara vez trata de excusarse. No le asusta tomar decisiones y obrar en consecuencia. Suele admitir sus errores y trata de corregirlos. No tiene reparo en pedir perdón si se equivoca y trata de reparar el daño. Estudia y hace las tareas a diario de forma autónoma sin precisar la supervisión del adulto. Pone bastante esmero en lo que hace.

Conductas habituales de este nivel:

–Generalmente se para a reflexionan lo que va a hacer y a anticipar las consecuencias.

–Conoce sus materiales y objetos personales y se responsabiliza sin necesidad de que se le advierta.

–Se esmera bastante en su trabajo y cuida los plazos. Suele ser puntual.

–Asume sus errores sin dificultad y tiende a reparar los daños ocasionados.

–Se organiza bastante bien y planifica su tiempo y sus tareas diarias.

5.–Nivel alto-óptimo.

El alumno controla sus actos, es capaz de prever las consecuencias, planifica sus acciones, evalúa los resultados aprendiendo de sus aciertos y errores y asume las consecuencias de la acción realizada, sin buscar excusas ni culpabilizar a otros. Admite sus errores y trata de corregirlos. No tiene miedo a tomar decisiones y a obrar en consecuencia. Habitualmente cumple con esmero y prontitud sus obligaciones. Se ofrece voluntariamente para colaborar en tareas del colegio y de la casa. Estudia y hace las tareas a diario de forma autónoma sin precisar la supervisión del adulto.

Conductas habituales de este nivel:

–Controla sus actos y asume las consecuencias de los mismos, evita imprudencias y repara los daños ocasionados si hace algo mal.

–Planifican bien su tiempo y sus tareas.

–Controla sus materiales. Se responsabiliza de los suyos y de los de la clase.

–Es servicial con los demás de manera habitual, tiene iniciativas al servicio del bien común.

–Asume e incluso se presenta voluntariamente a puestos de responsabilidad.

3. Indicadores referidos a hábitos y valores que favorecen el bienestar personal y familiar.

3.1. Autoestima.

Es la valoración que el alumno tiene de sí mismo. Una autoestima ajustada implica conocer las propias fortalezas y debilidades de manera realista, mostrarse seguro de sí mismo en la realización de tareas y actividades y en la relación con los demás. Conlleva asertividad al juzgar y expresarse y la aceptación natural de observaciones y críticas.

1.–Nivel mínimo.

El alumno tiene una imagen negativa de sí mismo. Es muy inseguro y demuestra poca autoconfianza. Muestra dificultades para afrontar proyectos y actividades debido a su inseguridad y falta de confianza. Depende totalmente de la aprobación de los adultos y de los compañeros.

Conductas habituales de este nivel:

–Carece de iniciativa para desarrollar tareas, se bloquea con mucha facilidad.

–Suele estar triste y no sabe decir por qué.

–Es poco comunicativo con los adultos.

–Tiende a estar siempre con pocos y seleccionados compañeros.

–Pregunta continuamente al profesor para proseguir su trabajo.

2.–Nivel bajo.

El alumno tiene una imagen de sí mismo un poco baja, pero no negativa. Se muestra inseguro y con poca confianza en sí mismo en ciertas circunstancias (situaciones poco habituales, actividades difíciles para él o con cierta presión...). Tiene dificultades para afrontar proyectos y actividades nuevos debido a su inseguridad y falta de confianza. Valora mucho la aprobación de los adultos y de los compañeros, aunque a veces es capaz de actuar sin la misma.

Conductas habituales de este nivel:

–No suele tener iniciativa propia para desarrollar tareas, espera que un adulto le indique lo que debe hacer.

–Es poco comunicativo con los adultos.

–Tiende a estar a menudo con pocos y seleccionados compañeros.

–Suele preguntar con cierta frecuencia al profesor para proseguir su trabajo.

3.–Nivel medio.

El alumno tiene una imagen de sí mismo aceptable. Actúa con cierta seguridad y confianza, aunque alguna vez demuestra inseguridades y dudas más allá de lo normal para la edad. No depende de los adultos para desarrollar las actividades habituales. Puede afrontar proyectos y actividades nuevas con cierta seguridad, aunque no siempre toma iniciativas propias.

Conductas habituales de este nivel:

–Desarrolla las actividades con cierta autonomía.

–Generalmente acepta bien los comentarios y propuestas de mejora de los profesores.

–Tiene un círculo de compañeros y amigos no restringido.

–Relativiza los comentarios negativos de los compañeros y suele seguir sus propios criterios.

–Da sus opiniones con cierta seguridad y confianza en sí mismo.

4.–Nivel medio-alto.

El alumno tiene una buena imagen de sí mismo. Actúa con seguridad y confianza. No depende de los adultos para desarrollar las actividades habituales. Puede afrontar proyectos y actividades nuevas con cierta seguridad, toma iniciativas propias en este sentido.

Conductas habituales de este nivel:

–Desarrolla las actividades con autonomía, seguridad e iniciativa.

–No depende totalmente de los comentarios de los compañeros para seguir sus criterios.

–Acepta bien los comentarios y propuestas de mejora de los profesores.

–Tiene un círculo de compañeros y amigos no restringido, es abierto en su trato.

–Da sus opiniones con cierta seguridad y confianza en sí mismo.

5.–Nivel alto-óptimo.

El alumno tiene una buena imagen de sí mismo y actúa con seguridad y confianza. No depende de los adultos para desarrollar las actividades habituales. Afronta normalmente proyectos o actividades nuevas con seguridad y toma la iniciativa. Desarrolla un liderazgo con sus compañeros, hace propuestas positivas que son generalmente aceptadas.

Conductas habituales de este nivel:

–Desarrolla las actividades con autonomía, seguridad, actitud positiva y constructiva.

–Hace comentarios constructivos en situaciones de tensión.

–Acepta bien y valora positivamente los comentarios y propuestas de mejora de los profesores.

–Tiene un círculo de compañeros y amigos amplio. Presenta actitudes de liderazgo.

–Da sus opiniones con confianza en sí mismo y acepta puntos de vista diferentes de manera constructiva. Es muy valorado por el grupo clase y por el profesorado.

3.2. Confianza en los demás.

Actitud habitual de valoración positiva, respeto y escucha activa hacia las personas de su entorno. Apertura a la cooperación y a la amistad, sin especiales restricciones; interés por los problemas, puntos de vista y necesidades de los otros.

1.–Nivel mínimo.

El alumno es poco sensible a la presencia de otras personas, y muestra suspicacia y serias dificultades para establecer relaciones de cooperación y de amistad. Es receloso, cree que los demás están en su contra. Tiene muchas dificultades para manifestar sus sentimientos y necesidades. No manifiesta interés por lo que cuentan otras personas.

Conductas habituales de este nivel:

–Se producen reacciones desajustadas en las relaciones con los compañeros.

–No presta sus cosas porque no se fía de los compañeros.

–Tiene dificultades para trabajar en equipo, prefiere hacer solo los trabajos.

–Malinterpreta las actuaciones y opiniones de los compañeros y profesores.

–Rehúye cualquier pregunta que le implique a él, por temor a ser mal entendido, ridiculizado o juzgado negativamente.

2.–Nivel bajo.

El alumno es poco sensible a la presencia de otras personas, y tiene algunas dificultades para establecer relaciones de cooperación y de amistad. No se abre normalmente ante las demás personas, aunque de algunas se fía sin problemas. No le gusta manifestar sus sentimientos y necesidades. Manifiesta interés limitado por otras personas.

Conductas habituales de este nivel:

–Le cuesta iniciar una conversación y mantener una relación de compañerismo, colaboración o amistad.

–A menudo antepone sus propios intereses a los del grupo y de la clase.

–Tiene dificultades para trabajar en equipo, pero a veces vence las resistencias y trabaja con los demás.

–Malinterpreta en ocasiones las actuaciones y opiniones de los compañeros y profesores, aunque tiende a fiarse más de los adultos.

–Normalmente no le gusta hablar de sí mismo, por miedo a que se rían de él o le juzguen negativamente.

3.–Nivel medio.

El alumno es sensible a la presencia de otras personas, las tiene en cuenta y establece habitualmente relaciones de cooperación y de amistad. Se fía en general de los demás, aunque algo menos si no son conocidas. Normalmente no le importa expresar sus sentimientos y necesidades. Con cierta frecuencia manifiesta interés por otras personas.

Conductas habituales de este nivel:

–No tiene demasiada dificultad para mantener una relación de colaboración, simpatía o amistad.

–Compagina bastante bien sus propios intereses y los intereses del grupo y de la clase.

–Generalmente trabaja en equipo sin problemas.

–Habitualmente tiene un juicio ajustado de las actuaciones y opiniones de los compañeros y profesores.

–Normalmente no tiene miedo de hablar de sí mismo delante de otras personas.

4.–Nivel medio-alto.

El alumno no sólo es sensible a la presencia de otras personas, sino que aprecia y valora las relaciones sociales y de grupo. Establece habitualmente buenas relaciones de cooperación y de amistad. Se fía en general de los demás. No le importa manifestar sus sentimientos y necesidades. Manifiesta alto interés por otras personas.

Conductas habituales de este nivel:

–Le gusta mantener buenas relaciones humanas con otras persona y con amplios grupos.

–Valora las aportaciones y opiniones de los demás y compagina sus propios intereses y los intereses del grupo y de la clase. Tiene un juicio ajustado de las actuaciones y opiniones de los compañeros y profesores.

–Trabaja en equipo sin problemas.

–No es dado a sospechas y temores infundados.

–No tiene miedo a hablar de sí mismo ante otras personas.

5.–Nivel alto-óptimo.

El alumno valora las relaciones sociales y de grupo y es un líder para los demás compañeros. Establece amplias y buenas relaciones de cooperación y de amistad. Disfruta con ello y contagia actitudes positivas y prosociales. Procura que los demás estén a gusto y que manifiesten sus sentimientos y necesidades. Manifiesta alto interés por otras personas.

Conductas habituales de este nivel:

–Le gusta mantener buenas relaciones humanas con las personas y con amplios grupos.

–De ordinario da prioridad a los intereses del grupo respecto a los propios. Tiene un juicio ajustado de las actuaciones y opiniones de los compañeros y profesores.

–Ejerce el liderazgo. Trabaja en equipo y lo dinamiza.

–Valora las aportaciones y opiniones de los demás y consigue buen clima de participación.

–Evita momentos de conflicto y cuando se producen procura reconducirlos. Crea un clima en el que todos tienden a hablar, a expresarse con franqueza y actitud positiva.

3.3. Equilibrio emocional.

Es la disposición habitual de reconocer, poner nombre a sus sentimientos y emociones, y manifestarlas de forma adecuada. Supone asertividad y estabilidad de ánimo.

1.–Nivel mínimo.

El alumno tiene dificultades para identificar y expresar sus propias emociones y los efectos que pueden tener, y para conocer sus fortalezas y limitaciones. Pasa bruscamente de un estado de euforia a un estado de tristeza. Es irascible y reacciona con violencia o hundimiento ante situaciones de frustración y se queja a menudo. Cree que el mundo está en su contra, que todos se ríen de ellos. No admite las correcciones y suele estar a la defensiva, rechazando las situaciones que le generan tensión. Tiene muy poca capacidad para solventar situaciones de estrés, ansiedad o frustración.

Conductas habituales de este nivel:

–No sabe calificar sus sentimientos: No los reconoce y sus reacciones no son proporcionadas. No es consciente de los sentimientos de los demás, no le importan.

–No es capaz de regular sus impulsos, ni esperar para obtener algo. Reacciona de forma violenta cuando no consigue lo que quiere.

–No sabe resolver sus conflictos: Llora, grita, alborota, incluso agrede.

–No tiene sentido del humor, cualquier broma la toma como una ofensa.

–Necesita atención en todo momento, la reclama y hace lo posible por conseguirla.

2.–Nivel bajo.

Su estado de ánimo es pasable, aunque se enfada con facilidad si le contrarían. A menudo no sabe reconocer sus emociones. No es capaz de analizar fácilmente sus actos. Si algo le contraría echa la culpa a otro, no sabe afrontarlo y busca al adulto para que intervenga en el conflicto y le dé la solución. Cae en el desánimo con facilidad. Alterna una visión optimista y pesimista del mundo en función de actuaciones o situaciones concretas.

Conductas habituales de este nivel:

–Le cuesta controlar sus sentimientos y sus impulsos.

–A veces tiene en cuenta los sentimientos de los demás y se comporta con corrección, pero tiende a enfadarse sin motivo proporcionado. Se enfada y pierde formas si no consigue lo que quiere.

–Necesita intervención exterior para resolver sus conflictos.

–No admite bromas aunque en ocasiones las hace.

–Tiene que acaparar la atención del adulto como sea, de buena o mala forma.

3.–Nivel medio.

El alumno generalmente ve el mundo de manera realista y constructiva, y se muestra equilibrado, pero si surge algún contratiempo se desanima y le cuesta levantar el ánimo. Habitualmente expresa, controla y maneja de forma aceptable sentimientos y emociones, y reconoce sus propios estados de ánimo, aunque en ocasiones precise para ello la ayuda del adulto. Normalmente acepta las opiniones de los demás. Es tranquilo y con frecuencia reacciona con serenidad ante situaciones adversas, aunque esporádicamente pueda ser superado por la situación.

Conductas habituales de este nivel:

–Tiene un autoconcepto bastante positivo en general.

–Su comportamiento es razonable, aunque ocasionalmente necesita ayuda exterior para reconocer sus sentimientos y regularlos de forma correcta.

–Cuando lo necesita busca ayuda para resolver sus conflictos.

–En general espera para obtener la recompensa sin enfadarse ni llamar la atención. Respeta normalmente el turno de palabra.

–Generalmente manifiesta empatía. Le gusta gastar bromas y casi siempre suele aceptarlas.

4.–Nivel medio-alto.

Su humor es bastante regular, no presenta cambios bruscos. En general acepta bien las críticas y los halagos. Presenta buena autoestima, tiene sentido del humor y sabe reconocer sus fallos e incluso se ríe de ellos. Suele expresar, controlar y manejar adecuadamente sentimientos y emociones. Tiende a ser tranquilo y reacciona con bastante serenidad ante situaciones adversas. Acepta las opiniones de los demás. Ve el mundo de una manera bastante realista y suele tomar decisiones equilibradas. Muestra respeto por sí mismo y por los demás.

Conductas habituales de este nivel:

–Reconoce sus sentimientos y habitualmente sabe regularlos.

–En ocasiones es capaz de resolver sus conflictos solo y de forma adecuada a la situación.

–Suele ser empático y manifiesta una notable resiliencia.

–Con frecuencia admite las bromas con buen humor. Es respetuoso con los demás.

–Pide lo que necesita sin necesidad de acaparar la atención. Sabe esperar.

5.–Nivel alto-óptimo.

Sabe relacionar sus sensaciones físicas con sus emociones. Su estado de ánimo es estable. Si le surge un contratiempo (suspender examen, roce con algún compañero, etc.), sabe tomar distancia y analizar para actuar después. Tiene capacidad para solventar situaciones de estrés, ansiedad o frustración. Se valora como persona y respeta siempre a los demás. Sabe escuchar, acepta opiniones y expresa sus propios sentimientos. Ve las situaciones de manera constructiva, no exenta de realismo y utiliza sus potencialidades para intervenir en su mejora. Toma decisiones equilibradas, valorando su repercusión. Inspira confianza.

Conductas habituales de este nivel:

–Conoce sus sentimientos y los sabe expresar de manera respetuosa y asertiva.

–Reconoce los sentimientos de los demás y obra en consecuencia. Admite bromas y las hace sin faltar al respeto a los demás.

–Sabe esperar para obtener la recompensa a sus acciones. No se desanima fácilmente ante la contrariedad.

–Resuelve sus conflictos con soltura y de forma positiva. Es paciente. Reconoce sus errores sin problema.

–Si necesita algo lo pide de forma adecuada. No busca llamar la atención.

3.4. Autocontrol.

Dominio consciente y voluntario de las propias decisiones y comportamiento. El comportamiento no es reactivo ni está a merced de los estímulos de agrado y desagrado, las ganas y las desganas... La impresión que produce es de equilibrio y serenidad.

1.–Nivel mínimo.

El alumno se muestra impulsivo, no respeta el turno de palabra, le cuesta tener una atención mantenida. No es capaz de manifestar o inhibir sus emociones de una forma correcta, le cuesta dominar sus reacciones y estados de ánimo. Hace ruidos, se mueve constantemente, busca al compañero para hablar y distraerse. Dice lo primero que se le ocurre. Es irascible y reacciona con violencia o hundimiento ante situaciones frustrantes. Tiene muchas dificultades para aceptar sus errores. Se deja llevar por el ambiente, las ganas y las desganas.

Conductas habituales de este nivel:

–No es consciente de sus sentimientos. No es capaz de comunicar con claridad lo que desea. No conoce el vocabulario para expresarlo.

–Es esclavo de sus ganas y desganas.

–No ve ni comprende otros puntos de vista. No respeta turnos de palabra.

–No es capaz de enfrentarse a su inseguridad, su miedo.

–No sabe decir no a propuestas de otros niños o niñas. Se deja llevar por otros o por el grupo.

2.–Nivel bajo.

El alumno tiene ciertas dificultades para controlar (manifestar o inhibir) sus emociones y estados de ánimo. Solamente es capaz de mantener silencio, respetar el turno de palabra y controlar sus impulsos si es vigilado. A veces reacciona con impulsividad desmedida y de forma inapropiada, pudiendo tener enfrentamientos con sus compañeros. Tiene poca capacidad para solventar situaciones de estrés, ansiedad o frustración. Le cuesta aceptar sus errores.

Conductas habituales de este nivel:

–Sólo en ocasiones es consciente de lo que siente y de dominarlo. Suele dejarse llevar de sus estados de ánimo y de sus ganas con cierta frecuencia, sin saber muy bien por qué.

–Le cuesta ver otros puntos de vista diferentes al suyo.

–No se atreve a enfrentarse a muchos de sus miedos y frustraciones sin ayuda.

–Le cuesta decir no a propuestas que no le convienen.

–En bastantes ocasiones se deja llevar por el grupo.

3.–Nivel medio.

El alumno suele dominar sus impulsos y emociones, generalmente respeta el turno de palabra y cuida su comportamiento en el aula, pero a veces se cansa y necesita ser reforzado. Suele ser más bien tranquilo y reacciona adecuadamente y con serenidad ante situaciones violentas o incómodas, aunque en ocasiones pueda ser superado por la situación. Es capaz de aceptar sus errores aunque a veces necesite la guía del adulto.

Conductas habituales de este nivel:

–Es consciente de lo que siente y lo expresa con ayuda exterior. Piensa antes de actuar con bastante frecuencia.

–En general es capaz de ver otros puntos de vista y empatiza bastante bien.

–Se enfrenta a sus miedos e inseguridades, pero a veces necesita que se le de cierta seguridad.

–En ocasiones sabe decir no a lo que no le parece bien.

–A veces se deja llevar por el grupo, pero también suele tomar decisiones por sí mismo.

4.–Nivel medio-alto.

El alumno sabe comportarse dentro y fuera del aula, espera su turno para hablar y no se distrae ni distrae a los demás en clase. Habitualmente piensa las cosas antes de actuar. Muestra habitualmente tranquilidad y reacciona con serenidad ante situaciones violentas o incómodas. Normalmente sabe ponerse en el lugar de los demás y actúa de manera respetuosa. Sabe asumir y aceptar sus errores y las consecuencias. En general manifiesta o inhibe sus emociones de una forma correcta.

Conductas habituales de este nivel:

–Es consciente de sus sentimientos y suele controlarlos.

–Generalmente comunica lo que piensa y desea aunque le cueste. Dice no con claridad a lo que no le interesa. Suele ser asertivo.

–Ve puntos de vista diferentes al suyo y los valora.

–En general, se enfrenta a sus inseguridades y miedos.

–No se deja llevar fácilmente por el grupo. Muestra fuerza de voluntad y bastante personalidad.

5.–Nivel alto-óptimo.

El alumno habitualmente sabe dominar sus emociones y estados de ánimo, reflexiona antes de tomar una decisión y de actuar. Se comporta de manera estable y reacciona con serenidad ante situaciones violentas, incómodas o que le producen frustración. Es asertivo. Acepta con normalidad sus errores y las consecuencias que de ellos se derivan y trata de aprender de ellos. Manifiesta o inhibe sus emociones de una forma correcta. Inspira seguridad, muestra una personalidad asentada.

Conductas habituales de este nivel:

–Es consciente de sus sentimientos, es reflexivo y controla su perturbación (mantiene la calma). Inspira confianza y seguridad.

–Comunica con claridad lo que desea y posee un vocabulario amplio ligado a los sentimientos (enojo, incomodidad, irritación, enfado, ofensa, rabia, ira, alegría, tristeza, pena, gozo, satisfacción).

–Es capaz de aceptar varios puntos de vista y distintas soluciones al hecho acontecido. Sabe ponerse en el lugar de los otros.

–Reconoce sus miedos e inseguridades pero no se deprime por ello; al contrario, sabe ver oportunidades de superación y retos de crecimiento personal. Sabe asumir riesgos razonables.

–Sabe decir no cuando algo no le interesa o no le parece bien y razona ese no. Es asertivo.

4. Indicadores referidos a hábitos y valores que favorecen el compromiso con las personas y la sociedad.

4.1. Conducta prosocial: Solidaridad, generosidad y altruismo.

Capacidad de sentir y asumir como propias las necesidades de los demás, disposición natural de ayuda y cuidado hacia los otros, incluso de posponer el propio interés por el del grupo, y de compartir conocimiento, cosas y tiempo cuando otros lo necesitan.

1.–Nivel mínimo.

El alumno no muestra interés alguno en ayudar a los demás. Es insensible a sus necesidades. Es reacio a prestar ayuda a los compañeros, incluso cuando se lo solicita un adulto. No comparte nada o casi nada con sus compañeros. Antepone siempre sus intereses.

Conductas habituales de este nivel:

–No comparte sus cosas.

–Quiere ser el primero en recibir los materiales.

–No se muestra sensible ante las necesidades de los compañeros.

–Antepone sus intereses a los del grupo. No le gusta colaborar en las tareas de la clase.

–No es amable ni simpático con los compañeros ni profesores.

2.–Nivel bajo.

El alumno tiene dificultades para comportarse con corrección con los compañeros, incluso bajo la supervisión del adulto. Es sensible a las necesidades de los demás si se trata únicamente del círculo más próximo de amigos, y suele ir acompañado de interés personal. Si se lo solicitan, suele ayudar únicamente a sus amigos. Puede compartir las cosas, pero solamente con sus amigos. El bien del grupo le interesa si le favorece a él.

Conductas habituales de este nivel:

–No presta sus cosas, pero si se lo pide un adulto suele ceder.

–Cuando, ocasionalmente, comparte sus pertenencias, recuerda continuamente que son suyas.

–Si se le insiste colabora en tareas de clase.

–Percibe las necesidades de sus compañeros, pero no suele ofrecer ayuda espontáneamente. No está dispuesto fácilmente a ofrecer su tiempo para ayudar a sus compañeros.

–Con alguna frecuencia pone pegas al trabajo en grupo.

3.–Nivel medio.

El alumno se comporta habitualmente de manera correcta con sus compañeros. Es sensible a sus necesidades y tiende a ayudarles, pero a veces suele necesitar que le animen a ello. No tiene problemas en compartir sus cosas, aunque no siempre toma la iniciativa. Cuando trabaja en grupo se limita a cumplir con su trabajo, y a aportar su parte.

Conductas habituales de este nivel:

–Es capaz de ayudar, a veces por iniciativa propia, otras porque se le incita a ello.

–Comparte sus cosas y a veces su tiempo.

–Es bastante sensible a las necesidades de los demás, aunque no se implica.

–Aunque no presenta actitudes egoísta, tampoco valora demasiado el interés común.

4.–Nivel medio-alto.

El alumno se comporta con amabilidad con los demás, y con frecuencia consigue utilizar los recursos lingüísticos y el vocabulario idóneos para expresarse. Es sensible a las necesidades de los demás y tiende a prestarles ayuda; generalmente no antepone el interés personal a las necesidades o derechos de las otras personas. Comparte sus cosas sin problemas y tiende a compartir su tiempo para ayudar a los demás. Normalmente tiene en cuenta el bien del grupo en sus decisiones.

Conductas habituales de este nivel:

–Tiende a ser generoso con sus cosas.

–Comparte su tiempo y sus conocimientos, aunque ocasionalmente que se le anime a ello.

–Presenta habitualmente un comportamiento amable.

–Se suele dar cuenta cuando algún compañero tiene un problema, y suele ayudarle.

–Si se lo piden ayuda siempre a sus compañeros.

5.–Nivel alto-óptimo.

No solamente es amable, sino que se preocupa por sus compañeros y es muy sensible a sus problemas y necesidades. Generalmente está dispuesto a ayudar a los demás y se ofrece voluntariamente a ello. Comparte sus cosas y no hace falta que se las pidan, por propia iniciativa se adelanta a la petición cuando ve una necesidad. No pone impedimento en dedicar su tiempo para ayudar a los demás en sus tareas y trabajos. Es sensible cuando observa a algún compañero triste o con problemas. Por propia iniciativa se acerca e intenta ayudar.

Conductas habituales de este nivel:

–Ofrece sus cosas sin que se lo demanden.

–Está atento a las necesidades de los demás y se adelanta en la ayuda.

–Es amable y simpático, y sabe expresar estos sentimientos verbalmente.

–Busca lo mejor para el grupo. Siente como propias las necesidades del grupo.

–No le importa sacrificar su tiempo para ayudar a sus compañeros.

4.2. Cooperación, colaboración y compromiso social.

(Estos valores se contemplan más bien en los últimos cursos de la etapa, porque precisan de una cierta madurez psicológica de niños y niñas).

Disposición natural a prestar ayuda y a contribuir al bien común y a la mejora del entorno. Desde un sentido de pertenencia al grupo, se siente responsable de las tareas y funcionamiento del mismo, aporta sus potencialidades personales, asume iniciativas, muestra interés por colaborar asociativamente y se presenta voluntariamente para realizar servicios a los demás.

1.–Nivel mínimo.

El alumno no se compromete con ninguna iniciativa, campaña o acción solidaria que se lleve a cabo en su centro o aula. No participa, y además critica estas iniciativas. Incita a sus compañeros a que no lo hagan. En los juegos cooperativos, si participa, no admite perder. Su objetivo es siempre ganar a cualquier precio. Es muy competitivo e insensible a los demás.

Conductas habituales de este nivel:

–No participa en actividades colectivas, claramente las desprecia y se aparta.

–Se niega a asumir responsabilidades en beneficio del grupo próximo o lejano.

–Se muestra egoísta, no es capaz de pensar en realidades y situaciones de necesidad que no sean próximas en el espacio.

–Rehúye cualquier compromiso con las necesidades ajenas.

–Cuando oye hablar de proyectos o campañas solidarias se muestra insensible.

2.–Nivel bajo.

El alumno no se muestra reacio a iniciativas o acciones solidarias, pero tampoco muestra empatía ni interés hacia ellas. No es sensible a la hora de abordar proyectos comunes con sus compañeros, aunque tampoco se opone abiertamente. No asume, o asume sólo formalmente, las responsabilidades que se le han encomendado en algún proyecto solidario o de cooperación.

Conductas habituales de este nivel:

–Es poco sensible a la hora de sumarse a proyectos de ayuda y de solidaridad.

–Le cuesta tomar conciencia por sí solo de que hay personas que sufren y tienen serias necesidades.

–Su actitud es más bien pasiva en los proyectos asumidos por el colegio o la clase.

–Acepta pasivamente los compromisos.

3.–Nivel medio.

El alumno tiende a colaborar con las iniciativas de solidaridad y ayuda a los demás, aunque lo hace para no ser diferente a los demás, por no hacerse notar, más que por propia convicción. No es constante ni destaca en su participación. De vez en cuando es necesario animarle a asumir sus responsabilidades a este respecto.

Conductas habituales de este nivel:

–Muestra buenos sentimientos en general hacia las necesidades ajenas, y ve bien que se actúe al respecto, pero en general no suele tomar la iniciativa.

–No es proactivo y le falta algo de ánimo, pero se suma sin problema a la actuación general a favor de otros. Se apoya para ello en la acción del grupo.

–Percibe que hay personas que necesitan ayuda y acciones de solidaridad, y ocasionalmente asume alguna responsabilidad o iniciativa aislada, pero sin liderarla.

–Participa, aunque no con destacada convicción, en campañas y acciones solidarias.

–Asume algunas responsabilidades, aunque no siempre es constante en ellas y le viene bien la ayuda y el ambiente emprendedor del grupo.

4.–Nivel medio-alto.

El alumno colabora de buen grado con las iniciativas de solidaridad y ayuda a los demás, aunque no siempre toma iniciativas por sí solo. Es sensible a las personas que tienen graves carencias y necesidades. Suele ser constante en su participación y asume sus responsabilidades cuando se le encomiendan. De manera más bien ocasional puede liderar alguna iniciativa.

Conductas habituales de este nivel:

–Es sensible a las necesidades y privaciones de las personas y está predispuesto a echar una mano si se le requiere.

–Algunas veces se presenta voluntariamente a realizar servicios en el grupo.

–Participa con cierta frecuencia en proyectos de voluntariado con otros compañeros de clase.

–Muestra actitud positiva a la participación en proyectos de solidaridad y de ayuda.

–Asume responsabilidades cuando se le encomiendan.

5.–Nivel alto-óptimo.

El alumno no sólo colabora de buen grado con las iniciativas de solidaridad y ayuda a los demás, sino que toma iniciativas y propone acciones. Suele ser constante en su participación y tiende a ser un líder nato. Asume sus responsabilidades con ilusión y entusiasmo. Colabora con buen talante y aprecia este tipo de iniciativas. Es especialmente sensible a las personas que tienen graves carencias y necesidades.

Conductas habituales de este nivel:

–Anima y propicia la participación en proyectos de voluntariado con otros compañeros de clase.

–Es especialmente sensible a las necesidades y privaciones de las personas.

–Muestra una actitud positiva a la participación en proyectos de solidaridad y de ayuda, suele ser un líder con los demás compañeros.

–Asume responsabilidades con actitudes positivas y gran ilusión.

–Muestra creatividad y tiende a suscitar y contagiar ilusión y generosidad en los demás.

4.3. Proactividad y optimismo.

(Estos valores se contemplan más bien en los últimos cursos de la etapa, porque precisan de una cierta madurez psicológica de niños y niñas).

Disposición habitual a tomar la iniciativa, a afrontar y superar contratiempos. Capacidad de distinguir entre pensamientos positivos y negativos e inclinarse por los primeros. Valoración de la importancia de marcarse metas. Evitar frases negativas que desanimen o puedan ofender. Persistir en una actividad o actitud positiva aunque cueste.

1.–Nivel mínimo.

El alumno tiene muchas dificultades para actuar por iniciativa propia, fijarse metas y trabajar para lograrlas. Su comportamiento normal es pasivo y pesimista, y se deja llevar por las circunstancias. Tiende a la apatía, cualquier actividad le supone una carga y desanima al resto. No es capaz de asumir la responsabilidad para que las cosas sucedan. Ante un problema no busca soluciones, más bien acumula los problemas.

Conductas habituales de este nivel:

–Ante los problemas no busca soluciones, se disgusta y no reacciona. No sabe superar las dificultades que le surgen. Le cuesta hacer cosas nuevas y difícilmente se ilusiona con ellas.

–No tolera las frustraciones, se disgusta, llora ante lo que no le sale como desea.

–No es capaz de asumir la responsabilidad para que las cosas sucedan, aunque se le anime a que lo haga.

–Muestra miedos y ve todo de forma negativa. Parece estar a disgusto con el mundo.

–No controla sus emociones, expresa lo que siente de forma negativa.

2.–Nivel bajo.

El alumno tiene alguna dificultad para actuar por iniciativa propia. Suele actuar por ganas o desganas, dejándose llevar por las circunstancias sin intervenir para cambiarlas, salvo que se le anime a ello; si se produce algún cambio en su entorno se desestabiliza y no es capaz de afrontarlo si no se le ayuda. Le cuesta ver el lado bueno de las cosas por sí solo. Tiene dificultades para resolver conflictos y llegar a acuerdos, aunque es capaz de hacerlo si se le ayuda.

Conductas habituales de este nivel:

–Tiene bastantes dificultades para fijarse metas y objetivos y trabajar para lograrlos.

–Le cuesta dirigirse a los demás por iniciativa propia y tiende más bien a dejarse llevar.

–Casi siempre ve la parte negativa de las situaciones, no disfruta con la mayoría de las situaciones en las que participa.

–Su estado de ánimo tiende más bien al pesimismo. Tiende a veces a comentar y hablar de las cosas tristes o desagradables que suceden en la vida cotidiana.

–Su forma de ver las cosas le hace sentirse mal y con cierta frecuencia se refugia y encierra en sí mismo.

3.–Nivel medio.

El alumno suele actuar por iniciativa propia con bastante frecuencia. No suele dejarse llevar por las circunstancias e interviene a veces para cambiarlas, aunque le viene bien que le ayuden. Es más bien optimista y a menudo suele ver el lado bueno de las cosas. Se presta a resolver conflictos y llegar a acuerdos, con frecuencia asume responsabilidades para que las cosas sucedan y busca soluciones, aunque en ocasiones necesite ayuda.

Conductas habituales de este nivel:

–Su estado de ánimo es algo variable, pero sin llegar a depender de las circunstancias o las desganas.

–Si se empeña, es capaz de asumir la responsabilidad para que las cosas sucedan. De vez en cuando busca soluciones nuevas a las situaciones.

–Sale airoso de las contrariedades si se le ayuda, y colabora con los demás en las iniciativas del grupo.

–Con relativa frecuencia tiende a ver la parte positiva de las situaciones pero se anima y se supera sobre todo con ayuda de los demás.

–Tiende a solucionar los conflictos que aparecen en su entorno.

4.–Nivel medio-alto.

El alumno a menudo toma la iniciativa para generar mejoras y afrontar dificultades. Suele ser optimista, se fija metas y objetivos y trabaja para lograrlos. Hace prevalecer la voluntad de elección sobre las circunstancias y los estados de ánimo y suele anteponer los valores a los impulsos. Con frecuencia asume la responsabilidad para que las cosas sucedan, y se presenta voluntario a las tareas.

Conductas habituales de este nivel:

–La mayoría de las veces es optimista ante hechos que suceden en el aula. En sus conversaciones prevalece una actitud alegre y constructiva. Ve la parte positiva de las situaciones aunque alguna vez les ponga un “pero”.

–Valora las cosas con realismo sin hacer catástrofes de lo que pasa.

–Colabora fácilmente en tareas, proyectos e iniciativas, y con cierta frecuencia se ofrece voluntariamente a asumirlas.

–Tiene bastante fuerza de voluntad a la hora de asumir sus responsabilidades y encargos.

–Busca las mejores herramientas y estrategias, y toma la iniciativa a la hora de solucionar los conflictos y problemas.

5.–Grado alto-óptimo.

El alumno asume habitualmente el control de su conducta y toma la iniciativa creativamente. Sin dejar de ser realista, se muestra alegre y optimista, ve las oportunidades y el lado bueno de las cosas. Muestra fuerza de voluntad ante las circunstancias, se crece ante las dificultades y antepone los valores a los impulsos. Es buen líder, asume responsabilidades, persevera y afronta la adversidad sin desanimarse; anima a otros. Es capaz de llegar a acuerdos e intervenir para resolver conflictos, aportando soluciones y animando a otros a hacerlo.

Conductas habituales de este nivel:

–Sus opiniones y criterios son escuchados y tenidos en cuenta porque sabe exponerlos. Ejerce liderazgo afectivo. Escucha a los demás y fácilmente convence y anima a otros.

–Ante un problema siempre ve el lado positivo. Normalmente encuentra algo bueno en todas las cosas sin dejar de ser realista. Se crece ante las dificultades.

–Favorece siempre las relaciones entre compañeros. Esta siempre abierto a llegar a acuerdos. Utiliza un vocabulario que siempre favorece la cordialidad.

–Controla sus emociones. Sabe reconocerlas en sí mismo y en los demás.

–Es perseverante para conseguir sus objetivos y para mejorar, y tiene motivación para aprender. Trabaja de forma esmerada y cuidadosa.

4.4. Disposición hacia la justicia.

(Este valor se contempla más bien en los últimos cursos de la etapa, porque precisa de una cierta madurez psicológica de niños y niñas).

La justicia consiste en dar y pedir a cada uno lo que le corresponde. Supone atender y asumir derechos y responsabilidades, comprender las posiciones de los demás y exponer las propias respetuosa y asertivamente. Ser personas veraces y honradas. Reconocer los méritos ajenos. Ser respetuosos con el patrimonio y el bien común. Asumir y fomentar hábitos de participación democrática. Fomentar la firmeza ante las injusticias. Aborrecer la violencia. No dejarse corromper por la notoriedad, el placer o la codicia.

1.–Nivel mínimo.

El alumno tiene la idea de que ‘justicia’ es aquello que le beneficia a él. Es reacio a decir la verdad. Se autojustifica por sistema, actúa de acuerdo con sus propios intereses y trata de obtener beneficio aunque con ello perjudique a otros. No hay coherencia entre lo que dice y lo que hace y frecuentemente no respeta las normas. Atiende a sus derechos pero no a sus obligaciones. Es parcial en las valoraciones y tiende a los prejuicios y afinidades. Trata injustamente a sus compañeros, incluso a sus amigos, exigiendo cosas que él no hace.

Conductas habituales de este nivel:

–Miente con mucha frecuencia y trata de justificar sus acciones e inculpar a otros.

–No acepta los límites y normas que el adulto le pone. Reacciona con violencia ante las correcciones. No reconoce sus errores.

–Busca su beneficio por sistema. No respeta los derechos de sus compañeros interfiriendo, molestando e incluso con respuesta corporal o agresiones.

–Acusa a los demás cuando hacen algo que no es correcto.

–Trata de forma irrespetuosa, prejuzga y discrimina, y no se opone a la injusticia cometida sobre otros.

2.–Nivel bajo.

El alumno tiene dificultades para asumir la autoría de sus acciones y a menudo trata de autojustificarse. Le cuesta decir la verdad. A menudo actúa según sus intereses y trata de obtener beneficio aunque pueda perjudicar a otros. Con relativa frecuencia no hay coherencia entre lo que dice y lo que hace y le cuesta respetar las normas. Reivindica derechos pero apenas atiende a los de los demás. Tiende a dejarse llevar por prejuicios y afinidades. Con alguna frecuencia trata injustamente a sus compañeros.

Conductas habituales de este nivel:

–Miente con relativa frecuencia.

–Hay que recordarle insistentemente los límites y las normas para que los cumpla.

–Marca sus derechos pero no tiene claros los de los demás. Habitualmente echa la culpa a sus compañeros. En ocasiones reconoce sus errores cuando se le explican, pero le cuesta ser coherente entre lo que dice y lo que hace.

–Frecuentemente reacciona con violencia, física o verbal, ante conflictos con sus compañeros.

–A veces trata de forma irrespetuosa, prejuzga y discrimina a otros y no se opone a la injusticia cometida sobre los demás.

3.–Nivel medio.

El alumno asume habitualmente la autoría de sus acciones y suele ser sincero. Se comporta con bastante coherencia. Respeta los valores de la justicia y la verdad. Normalmente trata bien a los demás y está dispuesto a ayudarles si se le pide. Habitualmente es objetivo en sus apreciaciones, aunque ocasionalmente pueda tener algún prejuicio. Por lo general suele ser honrado, obra con rectitud respetando a las personas, las normas, y las cosas. Sale en defensa de sus amigos si considera que han sido víctimas de una injusticia y suele hacerlo a menudo con otros compañeros.

Conductas habituales de este nivel:

–Suele ser sincero y tiende a tratar de forma justa y respetuosa a los demás. Reconoce sus errores y suele hacer por solucionarlos.

–Suele aceptar los límites y tiende a cumplir las normas.

–Habitualmente reconoce los derechos de sus compañeros y la importancia del bien común.

–Tiende a resolver los conflictos sin utilizar la violencia.

–Suele defender a los compañeros ante las injusticias, en especial a sus amigos.

4.–Nivel medio-alto.

El alumno habitualmente asume la autoría de sus acciones y dice la verdad aunque le pueda perjudicar. Tiende a comportarse y expresarse con coherencia. Es dialogante. Suele tratar a los demás de manera justa, mostrando sensibilidad y actitud de ayuda. Es bastante objetivo e imparcial en sus juicios, valoraciones y decisiones. Suele obrar con rectitud y respeto a personas, normas y cosas. A menudo defiende a sus compañeros si considera que han sido víctimas de una injusticia.

Conductas habituales de este nivel:

–Suele ser veraz y respetuoso con las normas. Reconoce los derechos de sus compañeros y los respeta.

–Suele reconocer sus errores e intenta mejorar. Suele ser objetivo y empático en sus valoraciones.

–Resuelve los conflictos de forma dialogada. Es asertivo.

–No echa la culpa a otros compañeros y reconoce si ha participado en algún conflicto. No suele comportarse de acuerdo con prejuicios ni intereses egoístas.

–Se rebela si ve que algún compañero es tratado injustamente y pone de su parte para remediar la situación.

5.–Nivel alto-óptimo.

El alumno diferencia bien entre lo que es justo y lo que no, dice la verdad y acepta las consecuencias de sus acciones aunque ello le pueda perjudicar. Intenta ser honrado y trata a los demás de manera justa, con sensibilidad, empatía y disposición de ayudar. Procura ser objetivo e imparcial en sus valoraciones, carece de prejuicios. Es dialogante. Obra respetando las normas y las cosas y colabora gustosamente por el bien común. Sale en defensa de otros si considera que han sido víctimas de una injusticia y, en la medida de sus posibilidades, trabaja por conseguir lo que cree justo para él, para el grupo o la sociedad.

Conductas habituales de este nivel:

–Dice habitualmente la verdad y se comporta de manera respetuosa con todos.

–Cumple sus obligaciones con agrado manifestándolo en sus actitudes. Es capaz de reconocer sus errores sin sentir vergüenza y pone los medios para corregirlos. No le gusta hacerse notar ante los demás aunque tenga motivos para ello.

–Emite sus juicios analizando las causas, con datos, imparcialidad y objetividad. Reconoce las virtudes y defectos de sus compañeros abiertamente pero da prioridad a las virtudes.

–En ningún momento utiliza la violencia, establece relaciones positivas con sus compañeros y maestros. Siempre busca soluciones justas a los conflictos.

–Si algún compañero no es tratado con justicia sale en su defensa argumentando a su favor.

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